Hay pocas cosas en las que creo firmemente porque soy una persona bastante flexible, pero una cosa que mantengo con fuerza es la idea de dar. Pienso que cuando tendemos a dar a otras personas sin esperar nada a cambio, hacemos bien y ese bien luego vuelve a nosotros cuando lo necesitamos sin pedirlo. Esto lo he podido confirmar haciéndolo. Recuerdo ocasiones en las que he regalado algo que era importante para mi o he regalado algo porque realmente quería darle algo a esa persona y con el tiempo, algo ha vuelto a mi siempre que lo he necesitado.
Lo importante, para mí, de dar no es pensar que más tarde las cosas volverán. Lo importante es que cuando aprendemos a ayudar a otras personas o hacer cosas por ellos, la persona que lo recibe se siente bien y la persona que da también. Con el tiempo, esta actitud hacia los demás hace que tengas mejores interacciones, mejor estado de ánimo y tienes el foco puesto en otras cosas en la vida. Por ejemplo, si vivimos con la idea de acumular, de guardar o de quedártelo todo para ti, acabas convirtiéndote en una persona muy diferente a si tu foco está puesto en compartir o en sentir que ayudas a otras personas a estar bien. Hay muchas veces que nos sobran cosas y realmente no le vamos a dar un uso bueno, entonces ¿por qué no regalar y compartir? Si tienes quince calabazas en la huerta y no pretendes ni tienes ganas de comértelas todas, ¿qué mejor que regalar diez y alegrarle el día a otras personas?
Cuando nos acostumbramos a dar, las personas que reciben cosas de ti también aprenden a dar porque les gustó cómo se sintieron ellos al recibir. Esto hace que se forme una cadena de personas dando a otras, cosa que solo genera beneficios.
Para dar no hace falta gastar dinero o tener sobras, sino muchas veces se tratará también de quedarte tú sin por el hecho de dar, y eso también es bonito. Si has sacado un solo melón de la huerta y regalas ese melón tan valioso a una vecina que sabes que le encanta esa fruta, estás cediendo mucho más que el melón y yo pienso que la persona que lo recibe lo sentirá sin tú tener que decirle “este es el único melón que he sacado y te lo estoy dando a ti”. ¿No dicen que las acciones hablan por sí solas? Pues yo pienso que en estas ocasiones también.
Se podría decir que este pensamiento de dar forma parte de mi y es algo que intento aplicar siempre que puedo, por esto también se ve presente en mis proyectos. Mis intenciones más profundas y puras son dar sin esperar nada a cambio y cuando lo hago con toda mi intención, recibo cosas maravillosas de vuelta. Nadie me manda regalos ni dinero, pero me regalan su tiempo al escribirme un mensaje, me regalan parte de ellos al compartir conmigo sus sentimientos y sus pensamientos, me regalan la ayuda de compartir mi trabajo con otras personas ayudándome a crecer, me regalan motivación e ilusión al saber que lo que he intentado dar se ha recibido con los brazos abiertos.
Poda nace de dos personas y una de ellas soy yo. En este proyecto se ve reflejado mi persona y lo más valioso que yo puedo aportarle a este proyecto es darle mi tiempo, mi energía, mi amor, mi pasión y esperar que con el tiempo, se convierta en algo valioso que otras personas pueden usar para ayudarles en su vida. Así estaré cerrando el círculo: doy doy doy y si eso, recibo algo de vuelta que me ayude a seguir creciendo y mejorando.