Estoy emocionada y quiero contároslo

Ilusión, feedback, cosas nuevas, agradecimiento, energía ilimitada.

Son las ocho y media de un miércoles y Jesús y yo estamos sentados en la mesa de la cocina, cada uno con su ordenador, trabajando en poda.server. Jesús está contestando a un correo que hemos recibido de una usuaria diciéndonos que ha habido un problema a la hora de guardar su feedback el mes pasado. Yo estoy con las recomendaciones de este nuevo Ciclo.

Hace unos días Jesús me preguntó si me había dado cuenta de la dinámica que se ha establecido en poda. Él está todos los días (literalmente) en constante conversación con nuestro desarrollador Gus, probando, arreglando, mandando, preguntando, solucionando, pensando… Mientras que yo me centro en los libros y las personas. Yo me paso horas leyendo formularios y feedback, buscando los libros perfectos. Me paso horas (muchísimas horas) mirando los catálogos de editoriales independientes, guardando libros en nuestra base de datos—cada uno con sus tags, sus notas, su foto de portada, etc. Mientras que Jesús se pasa el día haciendo que la página de poda.server no se rompa, mandando emails a mano cuando nuestros emails automáticos no se mandan, arreglando errores junto a Gus, controlando los pagos de las mil cosas que tenemos que pagar, y diseñando todo lo que veis.

Al principio teníamos pensado que yo (Emily) me encargaría del perfil Silla y Jesús del perfil Regadera, y el perfil de capazo nos lo repartiríamos; y así fue al principio. Pero según ha ido pasando el tiempo, sin hablarlo y sin decidirlo, yo he tomado las riendas de todas las recomendaciones mientras que Jesús se encarga de todo lo que es código, plataformas de alojamiento y diferentes bases de datos que yo no sé manejar. De hecho, el otro día le dije a Jesús que si se moría repentinamente, me iba a salir muy caro mantener poda.server porque tendría que pagarle a alguien mucho dinero para reemplazar el trabajo que hace él. Yo me pierdo entre todos esos comandos y símbolos raros en el código, yo me entiendo mejor con los libros, sus portadas y sus páginas.

Pero bueno, la chispa que ha encendido mi fuego interior, que es cómo sé que tengo algo que escribir, ha sido disociar un momento y observarnos desde la lejanía. Sí, cómo hacen en las películas. En mi mente, me levanto de la mesa y camino hacia la puerta donde soy capaz de vernos a los dos sentados en la primera mesa de cocina que nos hemos comprado como novios (preciosa por cierto) trabajando en un proyecto que hemos creado desde cero y vernos felices. Veo a dos personas que juntos crean los perfectos socios trabajando en su proyecto conjunto sin cansarse. La verdad es que nos dormimos viendo cualquier película en el sofá y nos cansamos después de tres documentales seguidos de Eugenio Monesma en YouTube, pero cuando se trata de poda.server, tenemos energía ilimitada, y no puedo describiros lo revitalizante y precioso que es eso.

No hablamos mucho públicamente de ello y tampoco lo hablamos mucho con nuestro círculo porque como ya os digo, no consideramos que estamos trabajando cuando hacemos cosas de poda.server porque lo que hacemos realmente nos apasiona. Pero la verdad es que pasamos muchísimas horas del día trabajando en poda. Cuando salimos a pasear (precisamente para alejarnos de la mesa de la cocina donde trabajamos) acabamos hablando de poda “on the go”. Cuando estamos en el coche yendo a pasar el día en la ciudad, hablamos de las postales nuevas de poda.server y de imprimirlas. Cuando paseamos por el parque del pueblo con un pain au chocolat et amandes en mano, hablamos del lanzamiento de Mis Estaciones y de presupuestos.

Esto en el pasado me agobiaba porque sentía que no había un respiro. Siempre estábamos trabajando y no conseguía desconectar del proyecto. Más de una discusión ha nacido por no desconectar de nuestros proyectos dentro de nuestra relación de pareja, pero ahora mismo (y desde hace un tiempo) siento una euforia tan grande con poda.server que estoy en una nube de energía e ilusión, y podría trabajar todo el día en este proyecto sin cansarme.

Estos agobios del pasado tenían más que ver con mis miedos. Sentía muchas dudas y para ser francos, sentía verdadero terror al pensar en tener que recomendar libros a otras personas. Una parte de mí no quería que poda viese la luz porque así estaría a salvo. Sentía que era una impostora sin idea y que iba a fallar mil veces antes de acertar. Sentía que no había leído suficientes libros y que no estaba suficientemente metida en el mundo literario como para tener la “autoridad” de recomendar libros. Pero un buen día lanzamos poda.server y Gus (quien era nuestro gran amigo antes de ser nuestro gran desarrollador) nos dijo que quería mantener su cuenta de prueba para ser usuario de verdad y me tocó recomendar.

Le recomendé el primer libro de la saga Blackwater, de hecho, le regalé mi copia y ahora tengo 5/6 libros de la saga en mi biblioteca, y le gustó la lectura. Sentí mucho alivio y un poco de esa presión se fue. Luego Sophie (nuestra gran amiga) se dio de alta y le recomendé libros durante tres Ciclos y empecé a cambiar la presión por ilusión. Luego, después de Gus y Sophie, llegaron más, y más, y más personas y yo me volví a enfrentar a los formularios rellenos y a recomendar. ¿Y sabéis lo que pasó? Que empezó a llegar el feedback.

Todo este feedback es lo que ha hecho que mi corazón latiera con toda la fuerza del mundo esta tarde. Con la llegada de un nuevo mes, empiezan a llegar las opiniones de los libros que se han ido terminando a lo largo del mes y yo, que no me contengo de la ilusión y la curiosidad, me he dado un paseo por los perfiles para ver quién ha actualizado el formulario y ha dejado feedback y quién no.

las dos horas que no estamos juntos también hablamos de poda.server

Dos personas habían dejado feedback nuevo y les había “ENCANTADO” el libro. “Es exactamente lo que necesitaba”, dicen. Y yo no puedo evitar sonreír de oreja a oreja. De hecho, casi no me lo creo. Yo no he escrito esos libros, pero sí he ayudado a que esos libros lleguen a sus manos y les acompañen, les inspiren, les enganchen, les motiven y como dicen ellos, les encanten. Esto es exactamente la razón por la que creamos poda.server y poder ver que lo estamos consiguiendo es algo que aún no tengo palabras para poder describir.

Estamos trabajando muy duro en que poda.server cada día sea mejor y que cada vez haya menos pequeños bugs y errores. Estamos pensando todos los días en nuevas postales, el servicio de Mis Estaciones (cosa que muy pronto os contaremos), en si hacer merch o no, en cambiar servidores, en crear sistemas de organización más eficientes, en buscar nuevos libros, en escribir poda.serving, en entrevistar a Certified Bookworms, en hacer pegatinas, y en leer los veinte libros que tenemos en la mesilla de noche cada uno. Y perdóname por repetir lo mismo siempre, pero este trabajo sería en vano si no hubiera personas en nuestro dashboard (dónde vemos nosotros toda la info y la manejamos) usando el servicio de poda.server y sobre todo, leyendo los libros que recomendamos.

Gracias, gracias, gracias.

Me siento muy orgullosa de nosotros y sinceramente, ninguno de los dos sabíamos si este proyecto iba a ser algo que tuviera sentido y no descartamos la posibilidad de darnos “una buena hostia” y tener que cerrar el chiringuito. Pero parece ser que poda.server ahora tiene alas y está volando mucho más alto de lo que fuimos capaces de imaginar al principio. Con esto, y unas cuantas lágrimas en los ojos, me despido que son las nueve y media, y toca cenar.

Y como aquí todos somos amigos, os dejo un sneak peek de una de las nuevas postales que hemos diseñado para los suscriptores nuevos de poda.server <3

*Cuando te das de alta por primera vez, te mandamos una postal de bienvenida gratis al buzón de tu casa yyyyyyyyyyyy para los suscriptores que lleven tres meses consecutivos en poda.server, les podría llegar algo que pertenece a la sección de Mis Estaciones, pero eso por ahora es secreto ;)

Un abrazo,
Emily.