Febrero lo empezamos a trompicones, recibimos dos nuevos usuarios los primeros días del mes y ambos tuvieron problemas con sus altas. El primer problema fue sencillo de solucionar y enseguida pudo acceder a su área personal. Pero el segundo se nos complicó bastante. No entendíamos qué estaba pasando, qué iba mal. Coincidió también que justo yo (Jesús) estaba de viaje y no podía prestar mucha atención, así que tuvieron que ser Emily y Gus los que aguantaron el fuerte. Costó, bastantes días la verdad, porque no éramos capaces de identificar la raíz del problema, todo estaba bien por nuestra parte y nos estábamos volviendo locos.
Tras examinar todo lo que se nos ocurría por casualidad nos dimos cuenta de que el pago se había procesado parcialmente, el pago estaba ahí pero el dinero no había llegado, y nuestro procesador de pagos no estaba enviando la información completa que necesitábamos, el último “ok” que hace que nuestro servicio pueda funcionar correctamente. Solucionado, por fin, tocamos unos cuantos cables, hicimos un puente provisional y el usuario pudo acceder a su área personal. Al menos eso ya estaba, nuestra prioridad siempre es que el usuario pueda tener una experiencia lo más fluida posible, dejarle acceder a su cuenta y después arreglar nosotros lo necesario para que no vuelva a pasar.
Nos quedó a Gus y a mí arreglarlo. Primero tuvimos que identificar por qué había ocurrido esta discrepancia y el dinero no había llegado, todos los anteriores pagos habían ido perfectamente, ¿por qué este no? Como es obvio (aunque no debería ser tan obvio) lo primero que empiezas a pensar es en errores que han podido ocurrir por tu culpa. No encontrábamos nada. Tuvimos un momento de lucidez (y de echar la culpa a otro) y nos pusimos a examinar nuestro procesador de pagos (a ver dónde la han liado estos!) y descubrimos que este pago había sido diferente a todos los anteriores, el usuario había pagado por transferencia!!!!!
Todo tenía sentido ahora, por supuesto que el pago se había hecho pero el dinero no había llegado, así es como funcionan las transferencias ¿no? Bueno, pues fue una transferencia la que nos rompió los esquemas. ¿Desde cuándo aceptamos transferencias? ¿Quién paga algo que no es una factura del agua o la luz por transferencia nowadays? Se nos había olvidado desactivar esa opción en nuestro procesador de pagos, yuhu!
Como era más difícil cambiar toda nuestra lógica que no aceptar transferencias, poda.server desde ese punto no acepta transferencias bancarias. Nos disculpamos por las molestias que esto pueda ocasionar, a nosotros ya nos ha provocado suficientes 😂.
Y ahora qué, ¿empezamos con la octava edición de poda.serving?
Este mes solo he leído un libro titulado Una familia normal, de Alejandra Parejo. Si me conoces, seguramente ya te haya hablado de ella, porque me encantan sus libros y también ella como persona. Este libro fue su primera novela, mientras que su segunda, Una madre, es uno de mis libros favoritos.
Una familia normal cuenta la historia de dos hermanas y su familia. Me gusta pensar que el título hace referencia a cómo, en realidad, esa familia, que a primera vista no parece "normal", lo es mucho más que la idea idealizada de familia feliz que solemos imaginar. Aunque esto es solo mi interpretación, no lo he corroborado.
Me ha encantado esta lectura. Llevaba mucho tiempo sin querer comprar este libro porque Alejandra no tiene nada más publicado, y Una madre me gustó tanto que quería espaciar la lectura de otro libro suyo para disfrutarlo al máximo y, en mi mente, retrasar el tiempo de espera hasta su tercera novela. No sé si publicará otra, pero me encantaría que lo hiciera y tengo la esperanza de que así será.
Una familia normal trata temas como el aborto elegido, la libertad de la mujer, la anorexia, la relación entre hermanas, la relación madre-hija y la herida que deja un padre ausente. También aborda el rol de la hermana mayor frente a la hermana pequeña y la presión que siente la mayor por proteger a la menor. Se exploran temas como la enfermedad terminal, la muerte y cómo otras mujeres pueden convertirse en figuras maternas. Además, hay una relación amorosa que no funciona del todo bien, pero que resulta muy real.
El libro tiene unas 370 páginas y al principio puede parecer un poco lento, pero en realidad lo que está ocurriendo es que la historia se está cociendo a fuego lento, construyéndose con detalle. Los personajes están increíblemente bien desarrollados, son humanos y reales, generan intriga y logran que quieras saber qué pasará con ellos. La protagonista, la hermana mayor llamada Oli, tiene una relación con muchos otros personajes, ninguno de los cuales se siente innecesario ni fuera de lugar. Me encantó la relación que se muestra con su ginecóloga y su suegra, son relaciones que no me esperaba, pero que aportan mucho a la historia. Sabía que me iba a gustar, pero no esperaba que me impactara tanto. Siento que he visto crecer a estas dos hermanas, y no las voy a olvidar, me encanta cuando un libro me deja esa sensación.
Además, me gustan mucho los libros que alternan el punto de vista de distintos personajes en cada capítulo, y en este ocurre algo similar. La historia salta constantemente entre 1998 y 2018, alternando un capítulo en un tiempo y el siguiente en otro, todo narrado por Olivia. Vemos cómo esta persona crece desde una niña a una adulta, y cómo cosas de su infancia se van arrastrando a su adultez, y también cómo las enfrenta y sana. Me sorprendió mucho todos los temas que Alejandra Parejo ha podido abordar en esta novela y sobre todo, cómo lo ha hecho de forma tan real y creíble. Ningún tema sienta que está metido con calzador o que está puesto por estar. Todo tiene un lugar y un sentido, y creo que esto es una de las cosas que más me gusta de esta autora. En sus dos novelas, se notan que las cosas están muy pensadas y creadas meticulosamente, y encima, todo se cierra y no quedan cabos sueltos!!!!! (mi cosa fav).
En resumen, me ha sorprendido para muy muy bien, y le he cogido un enorme cariño a las dos hermanas, Oli y Lu. Me ha encantado este libro y os lo recomiendo :)
No sé si a ti te pasa, ojalá que sí (y frecuentemente espero), pero este mes ha caído en mis manos un libro que no he podido parar de leer. De esto que piensas “no sé si la autora podrá aguantar este ritmo en todo el libro” y resulta que lo hace. Y tú pues claro, no puedes parar de leerlo, te acuestas leyendo y te despiertas con ganas de seguir.
El libro llegó a mí gracias a Emily. Esto es algo que no he contado nunca y que algún día desarrollaré más, pero es Emily la que elige el 90% de mis lecturas, y yo muy contento. Lo hace muy bien, aunque creo que si eres usuari@ de poda.server lo sabrás. Simplemente confío en ella y sabe lo que me gusta, así que hace el trabajo duro por mí. Yo disfruto leyendo, no tanto eligiendo los libros.
Bueno, me compró este libro en su último viaje a Lisboa, se llama A Big Life (in Advertising) de Mary Wells Lawrence. El libro es su memoir, narra su historia siendo una mujer pionera en una industria generalmente gobernada por hombres, la de la publicidad. El libro es súper entretenido, está lleno de anécdotas, a veces tiene un ritmo tan frenético que te hace plantearte si lo que tú haces, en comparación con lo que hace ella, es vivir o si estás aquí de pasada, puesto por el ayuntamiento.
De verdad que le doy un 12/10. También me ha hecho plantearme por qué, hablando pronto y mal, la publicidad de hoy en día es tan mierda en comparación con los anuncios de antes. No sé si es que nos hemos vuelto, como público, muy blandos e intolerantes (y las empresas no quieren ofender) o es por falta de ideas, o de talento, o de gente que quiere arriesgar y que no tiene reparo en probar ideas más interesantes.
De cualquier manera, por si no te suena Mary y su trabajo, seguro que te suena el slogan I ❤︎ NY (y las probabilidades son altas de que hayas tenido una camiseta con él sin ni siquiera haber ido a Nueva York). Bueno, pues este es solo un ejemplo de las cosas que hizo.
Otra cosa muy especial que he leído este mes, y que me hace muy feliz, y que quizás a Emily le de un poco de vergüenza que comparta, pero voy a hacerlo de igual manera, es la primera revista en físico en la que han publicado un texto de Emily. Se trata de la última edición de la revista . Publicaron un texto de Emily en su versión digital hace unos meses titulado Countryside Living (puedes leerlo aquí) y en diciembre le dieron la noticia de que lo iban a publicar en su edición física. Qué puedo decir, el texto es precioso, y tal y cómo lo han maquetado en la edición en papel es todavía más brutal. Aprovecho para enlazarte aquí POMELO, donde puedes leer todo el trabajo de Emily. Está mal que lo diga yo pero it’s worth reading, all of it.
Hace tiempo os confesé que me daba bastante pánico recomendar libros porque me había autoimpuesto una presión enorme. Temía que los libros no gustaran y que nuestros usuarios pensaran que yo hacía mal mi trabajo, que no cumplía con el propósito de poda.server. Sin embargo, ha ocurrido lo contrario.
Ya llevamos seis meses recomendando libros y siento que en cada Ciclo lo hago mejor. Me sé casi de memoria los catálogos de mis editoriales independientes favoritas. Siento que conozco mejor a nuestros usuarios y que cada vez encuentro libros más acertados para ellos. Además, esta sensación no es solo mía: ha sido validada por nuestros usuarios a través de las valoraciones y el feedback que han ido dejando. No voy a decir que todos los libros que he recomendado han sido calificados con cinco estrellas, porque no sería cierto, pero la gran mayoría de nuestros usuarios los han puntuado con tres o cuatro estrellas, y algunos incluso me han hecho llorar con los comentarios que han escrito en el apartado de feedback.
Por si no eres usuario de poda.server y quieres saber un poco más sobre cómo funciona, te cuento. En tu área personal aparecen tus recomendaciones junto con la portada y la información del libro, además de un texto que escribo yo a mano explicándote por qué he elegido ese o esos libros para ti. Suelo contarte de qué trata el libro, mi experiencia personal con él (si la hay) y por qué creo que encaja con lo que has indicado en el formulario de ese Ciclo. Aquí tienes dos formas de darnos tu opinión sobre la lectura: valorando el libro con una puntuación de estrellas del 1 al 5 o escribiendo un mensaje en una caja de texto.
No te miento cuando digo que cada día entro en nuestro dashboard (panel de control) para ver si alguien ha dejado algún tipo de feedback. A veces, incluso el día después de enviar la recomendación, aún sabiendo que es prácticamente imposible que hayan dejado algún tipo de mensaje; pero alguna vez ha ocurrido! Cuando veo que uno de nuestros usuarios ha dejado feedback escrito, rápidamente llamo a Jesús para leerlo juntos, y siento que el corazón me late más rápido de la emoción.
La presión, y sobre todo el miedo que sentía al principio, no han desaparecido del todo, y creo que nunca lo harán, porque jamás recomendaré libros a la ligera sin pensármelo bien. Sin embargo, ya no me paraliza ni siento la necesidad de dedicar tres horas a cada usuario, como hacía antes. Me siento mucho más capaz de tomar decisiones con la seguridad de que he elegido un buen libro y, sobre todo, de que lo he hecho con criterio y coherencia.
Encontramos este refrán a finales de enero en un libro que compramos hace no mucho sobre refranes del campo. El libro es antiguo, publicado en 1990, titulado Country Sayings de Fred Archer. Pese a que trata sobre dichos en la Inglaterra rural, aplican bastante bien a la zona en la que actualmente vivimos ya que el clima es muy similar.
Con todo esto, desde que leímos el dicho determinamos descubrir si tenía algo de razón. Según dice, en Candlemas Day (2 de febrero) si el día es oscuro y lluvioso el invierno se irá y no volverá. Aquella mañana nos despertamos y de golpe fuimos a levantar las persianas para ojear el astro. Nubes, muchas nubes, un cielo muy gris. A la hora de comer chubascos. Emily y yo estábamos expectantes, ¿significaba esto que se nos acababan las tardes pegadas a la chimenea?
Han pasado ya varias semanas desde aquel día y nuestro consumo de leña ha ido en descenso, incluso algunos días ni siquiera hemos encendido la chimenea.
Cabe la posibilidad de que parte de este cambio provenga de un cambio de actitud y de estado mental. El hecho de haberle dado importancia al refrán y haberlo corroborado (con esa ciencia que no es ciencia y que hace que los refranes sean refranes) posiblemente haya provocado que ya nos sintamos más en primavera que en invierno. O puede que no y que simplemente sea verdad toda esa sabiduría ancestral basada en la observación y que se concentra en la sencillez del refrán.
De cualquier manera, para los que todavía (como a mí) nos hacen falta datos de los que se pueden ver para terminar de creerte la cosas, he de reconocer que desde entonces hemos estado disfrutando de unos calurosos 9ºC de media, en comparación con los 0ºC de antes de Candlemas.
Y bueno, ahora podrás pensar ¿y a mí que más me da que la primavera ya haya llegado a tu barrio si no es el mío? Pues te diré, no vayas tan rápido, que la primavera nos llega a todos, y en poda.server también. Las estaciones (y sus refranes por supuesto) son importantes para nosotros y desde el principio quisimos encontrarles un hueco en nuestro servicio. Por eso creamos Mis Estaciones, el lugar en poda.server en el que celebramos el paso del tiempo y con un poco de suerte, te ayudamos a recordar que al igual que el termómetro varía con las estaciones, tú y tus lecturas lo hacéis también.
Así que con todo esto, si tú ya te sientes primaveral (y cada vez tienes más ganas de despedirte de los abrigos hasta el año que viene y empiezas a querer leer cositas distintas no tan manta-sofá vibes) decirte que la primavera en poda.server arranca ya, en marzo, y es el momento perfecto para poder disfrutar de las ventajas de Mis Estaciones cuando termine.
(Reconozco que soy un poco friki y a veces voy más allá de lo que debería, pero bueno, que he encontrado una web que le han hecho al autor y quería compartirla contigo, parece que sus contribuciones fueron importantes para la Inglaterra rural…)
Cuando intento pensar en el papel que tuvieron los libros en mi infancia, solo soy capaz de visualizar recuerdos muy fragmentados. Mis padres nunca han sido lectores, y los únicos libros que había en casa eran los de cocina que se regalaban en Navidad y que nunca usaban.
Mis cuatro abuelos siempre han sido muy lectores, pero nunca han tenido, ni tienen, estanterías llenas de libros en casa. Mis abuelos paternos leen gracias a la biblioteca cercana, y mis abuelos maternos tienen una especie de red de libros que llegan y desaparecen constantemente. La vecina les pasa un libro al terminarlo, mi abuela lo lee y luego se lo pasa a otra persona. Mi abuelo lee un libro y se lo pasa a mi abuela, y así sucesivamente.
Cuando era pequeña, me hacía mucha gracia que mi abuela materna (a la que llamamos Nona) comprara y leyera las revistas ¡Hola! en Inglaterra y las guardara durante meses para luego llevárselas a mi madre cuando viajaba a España de vacaciones. Ten en cuenta que solo venían una vez al año, así que le daba tiempo de acumular bastantes revistas. Siempre traía algún regalo para mi hermano y para mí, y para mi madre, veinte revistas de ¡Hola!, que ella leía y luego regalaba a alguna amiga, por supuesto. Ahora, de mayor, la verdad es que lo entiendo más. Ojalá mis amigas me guardaran revistas como las de Apartamento para luego pasármelas a mí. Sería un sueño hecho realidad.
Volviendo a los recuerdos fragmentados de mi infancia, solo soy capaz de recordar a mi abuelo materno leyéndome un cuento por las noches en la cama y luego yo leyéndole el mismo cuento en voz alta durante el día. Se podría decir que él me ayudó a aprender a leer desde muy pequeña. También intentó (o mejor dicho, me obligaba a) enseñarme las tablas de multiplicar, pero nunca lo consiguió. Se ve que los números no me interesaban tanto como las letras.
Otro recuerdo que tengo es el de mi padre comprándome los libros de Rainbow Magic cada pocas semanas porque me encantaban, y yo me sentía muy mayor leyéndolos en la cama antes de dormir. Era de esas niñas que leían a escondidas debajo del edredón con una linterna dynamo que me regaló mi abuelo. Nunca se quedaba sin pilas, era amarilla y vivía debajo de mi almohada.
El único otro recuerdo que tengo de mi infancia y los libros es cuando mi abuela nos llevaba a mi hermano y a mí a la biblioteca cercana con nuestras propias tarjetas para sacar libros que leeríamos durante las largas vacaciones de verano en su casa. Recuerdo que mis favoritos eran los de Horrible Histories, y mi abuela se quejaba constantemente de que prefiriera esos libros en lugar de los de Enid Blyton. En defensa de aquella pequeña Emily, me gustaría aclarar que leí casi todos los libros de Enid Blyton porque eran los únicos que había en la única estantería de la casa de mis abuelos. Me encantaban los de Famous Five, The Enchanted Wood, The Magic Faraway Tree y The Adventures of the Wishing Chair. Mi otra gran colección, y creo que podría llamarla mi favorita, eran los libros de Roald Dahl. Leía compulsivamente The BFG, Matilda, James and the Giant Peach, The Twits, Fantastic Mr. Fox y Charlie and the Chocolate Factory.



Durante la adolescencia, dejé un poco de lado la lectura porque descubrí que fuera de casa había un mundo por explorar junto a mis amigas y amigos. Sin embargo, algunos libros me acompañaron durante mis castigos veraniegos, los vuelos a Inglaterra y las clases más aburridas del instituto. ¿Alguien se acuerda de John Green?
Es cierto que siempre he leído desde pequeña, pero no sé si eso me ha convertido en la amante de los libros que soy hoy en día. Solemos pensar que un bookworm nace, y supongo que pertenezco a ese grupo de personas, pero, aun así, tengo mis dudas.
Seguro que todas habéis visto esta cita: "If you go home with somebody, and they don't have books, don't fuk 'em!"*, y cuando fui a casa de Jesús, lo único que tenía en la balda de su estantería eran libros de El Barco de Vapor, los de las lecturas obligatorias del colegio. Y aun así, me quedé. Me quedé, y poco a poco lo convertí en el bookworm que es hoy. Jamás diré en alto cuál fue el primer libro que le recomendé, porque arruinaría mi imagen como recomendadora de libros en poda.server. Solo diré que tenía diecinueve años y era otra persona en aquel entonces. Pero, a lo que voy, es que él es el ejemplo perfecto de que un bookworm también se hace.
De verdad que no sabes lo bien que nos lo pasamos escribiendo lo que acabas de leer. Jamás se nos ocurrió que nuestra newsletter iba a ser una revista digital en la que hablásemos de cosas que nos encantan, libros, reflexiones, experiencias… Desde luego que tampoco sería lo mismo si tú no estuvieras leyendo lo que escribimos, así que queremos darte las gracias, muchísimas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
¡Qué guay imaginarte con tu móvil u ordenador leyendo nuestras palabritas!
Esperamos que hayas pasado un buen rato, que haya sido ameno y divertido. Recordarte que volverás a leer de nosotros a mediados de mes, con la siguiente entrevista de Certified Bookworms.
Hasta entonces, si tienes muchas ganas de leer pero no sabes por dónde tirar, posiblemente nosotros te podamos ayudar…
Ah sí! Enseguida enviamos el contenido de Mis Estaciones, así que si estás suscrit@ a nuestro servicio, vigila tu buzón que llegamos pronto! Si quieres recibir el próximo Mis Estaciones en mayo, ahora es el momento de empezar en poda.server 🥰